La importancia de la neuroarquitectura en el diseño de espacios para niños.

Diseñar para niños no es tan fácil como muchos creerían, especialmente hoy en día cuando se diseña para una generación que está inmersa en el mundo digital. Al final de todo, nadie conoce mejor las necesidades que el propio usuario, en este caso, los niños. Es por ello que los espacios diseñados y creados para los niños deben ser divertidos e interactivos permitiéndoles así explorar, aprender y jugar. 

Los seres humanos del siglo XXI pasamos aproximadamente el 90% de nuestras vidas en espacios interiores (según la Encuesta Nacional de Patrones de Actividad Humana de Estados Unidos), por lo que es importante que estos espacios favorezcan positivamente nuestra capacidad cerebral ya que es incuestionable que el entorno influye directamente en el comportamiento y emociones de los usuarios. 

De manera general la neuroarquitectura (término acuñado en el año 2003 por el neurocientífico Dr. Fred Gage) es la relación que existe entre el entorno y las diferentes sustancias producidas por los cerebros de los usuarios, así como los efectos que éstas producen, es decir las diferentes alteraciones ya sea de estado de ánimo o de comportamiento de los usuarios en el entorno, que pueden ser a corto a corto o largo plazo. 

Es importante mencionar que cada usuario recibe y decodifica los estímulos del entorno de una manera única por lo que no hay reglas específicas para diseñar basándonos en la neuroarquitectura, sólo aspectos generales a considerar, por lo que uno de estos aspectos sería la necesidad del ser humano a pertenecer. De acuerdo con el psicólogo Abraham Maslow la “necesidad de pertenecer” engloba el sentido de confianza, intimidad y aceptación de un individuo en un grupo, trasladado a la arquitectura sería pertenecer a un espacio físico. Un ejemplo sería con base en el conocimiento de que los buenos recuerdos siempre son decodificados positivamente por el cerebro es importante diseñar interiores que evoquen recuerdos visuales, auditivos u olfativos positivos para que los usuarios sientan pertenencia. 

Los niños necesitan sentir que pertenecen a los entornos que habitan para que sus cerebros puedan recibir mejor los estímulos que los entornos propician. El diseño y posterior uso de muebles a su escala y el acceso directo a elementos de su interés son importantes para el fortalecimiento de su autoestima ya que se hace presente el sentido de pertenencia. 

María Montessori establece en su teoría de la mente absorbente que los niños desde que nacen absorben todos los estímulos del entorno que los rodea de la misma manera que una esponja absorbe el agua, ya que los estímulos es el medio por el cual los niños perciben el medio ambiente, es por esto que es tan importante diseñar espacios adecuados para ellos. 

A través de las sensaciones, los niños, y todos los seres humanos, absorben los estímulos. Hoy en día podemos afirmar que un niño que ha estado en un ambiente adecuado para él desde su nacimiento producirá más sustancias cerebrales positivas adquiriendo así habilidades relevantes para su futuro como aprender más rápido, sentir más motivación y tener una mayor capacidad de enfoque. 

Si bien, sabemos que los sentidos no son el único medio por el cual recibimos sensaciones, en esta ocasión nos centraremos en cuatro de ellos: la vista, el oído, el tacto y el olfato ya que con ellos nos es más fácil, a niños y adultos, percibir el entorno que nos rodea. A continuación, mencionaremos algunos elementos del diseño a través de estos cuatro sentidos que pueden aplicarse en cualquier entorno habitado por niños, ya sean salones de clases, áreas de juego, su dormitorio o espacio en casa.  

Vista

Para lograr una atmósfera tranquila y pacífica es necesario utilizar tonos claros o pasteles, ya que los colores cálidos y fuertes ocasionarán mayor energía. Incorporar luz natural es indispensable, pero también lo es acompañarla con luz artificial lo suficientemente luminosa para mantener a los niños activos. Por ejemplo, un aula bien iluminada mejora hasta en un 20% el aprendizaje de los alumnos. El que los niños encuentren un espacio organizado visualmente los ayuda a evitar el estrés, por ello es importante que cada elemento dentro de un espacio, como juguetes o material de trabajo, tengan su espacio específico. 

Oído

Lo ideal para el correcto desarrollo sensorial de la audición en los niños es encontrar un equilibrio entre dos parámetros opuestos, el sonido y el silencio. Cuando hablamos de sonido nos referimos a música, de calidad, como la música clásica que ha demostrado tener un beneficio en la primaria infancia de los niños. Por el otro lado, el silencio, es indispensable para que los niños logren una mayor concentración. 

Tacto

Al sentir diferentes texturas y temperaturas, principalmente a través de sus manos, los niños descubren y experimentan diferentes sensaciones, podrán encontrar texturas que les son agradables y otras que les causan sensaciones extrañas y desagradables. Se recomienda diseñar un entorno con texturas amigables con los niños que sean accesibles a su escala. 

Olfato

El sentido del olfato es el único sentido con el que nuestro sistema nervioso central está directamente expuesto al ambiente, es por ello que la memoria olfativa es la más fuerte dentro de nuestro campo cerebral. Es importante preocuparse por los olores que desprenden los espacios en los que los niños habitan ya que estos se quedarán en la memoria de los niños por el resto de su vida. Un buen consejo para propiciar olores agradables que estimulen la relajación es introducir plantas en interiores como lavandas, citronelas o menta.  

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